Ballroom, un espacio de resistencia y comunidad

Si bien la cultura ballroom es relativamente nueva en Jalisco, a través de ella se genera resistencia y lazos familiares que desafían lo consanguíneo 

Juan Antonio Orozco

La cultura ballroom, más allá de los elementos del vogue, las categorías y las casas tiene una filosofía detrás: “es travesti, negra, vih: todo lo que no quieres ver en tu casa, eso es el ballroom”, explica Narciso Prisma, madre en Kiki House of Prisma. 

En una charla sobre este tema como parte de las actividades de la Feria de las Humanidades y las Ciencias Sociales en el CULagos, Morianna Charlotte  hizo un recuento histórico y expuso algunas nociones básicas de esta cultura y del vogue.  

También explicó que el movimiento surgido como una respuesta a los concursos de belleza hegemónicos, ha ido evolucionando adaptándose a los distintos contextos sociales sin perder su esencia. Las condiciones de racismo, homofobia y serofobia llevaron a los colectivos de la diversidad, principalmente racializados, a buscar espacios alternativos. 

Los contextos en que surgió la cultura ballroom a finales de los sesenta han cambiado, sin embargo no ha perdido su carácter de celebración política de la diversidad. Guadalupe Prisma considera que ahora se ha volcado hacia la celebración más allá de los parámetros binarios. “La necesidad de este momento es mostrar o exacerbar las diferentes formas de vivir en un cuerpo más allá de los genitales.”  

Las Casas

Más que equipos de competencia, las casas son espacios de comunidad dondes se forjan vínculos familiares que desafían lo consanguíneo. “A pesar de que en un principio tenían el mismo fin que las pandillas callejeras que era buscar un estatus dentro de un grupo marginado”, explica Morianna Charlotte, también perteneciente a House of Prisma, “se abren puertas y se abren espacios seguros en los que se pueden compartir las circunstancias de vida.” 

Tradicionalmente, una casa está a cargo de una madre o un padre, que nada tiene que ver con la concepción cisheteronormativa de esos roles. 

Guadalupe Prisma también es madre en House of Prisma y comparte su experiencia al respecto: “Ser madre es una cuestión de acompañamiento y no es una cosa prescrita. Es algo que se va generando con el paso del tiempo y la convivencia mutua. Cuando llegan hijes nueves a la casa, siempre decimos que la energía nos llama. La parte del acompañamiento es algo que ya recorrimos, ya sea en ballroom o ya sea en la vida, porque no siempre contamos con las herramientas para desarrollarnos en cualquier tema. El acompañamiento es “yo aprendí esto y te estoy entregando lo que yo aprendí de mis antepasadas.” 

En este sentido, ser madre no se limita a explicar el funcionamiento del sistema de casas, a instruir a los hijes en la escena ballroom. Tiene implicaciones en las cuestiones personales o en los distintos problemas que puedan afrontar miembros de la casa. 

“Creo que va de la mano con el hecho de que las personas LGBT desde chicos hemos vivido un chingo de violencias. Allá afuera nos vamos a seguir encontrando con lo de siempre pero en nuestras hermanas, hermanos y hermanes tenemos ese espacio seguro porque no se permite la violencia; en ballroom no se permite ningún tipo de violencia”, comenta Narciso Prisma. 

Aunque ya no necesariamente comparten el mismo espacio físico, las casas siguen funcionando como espacios seguros donde se puede brindar apoyo entre sus miembros, para hacer frente a condiciones sociales que no son las más favorables. 

Las categorías 

Los bailes se estructuran en categorías que son caminadas a manera de competencia por un trofeo, prendas de vestir o dinero en efectivo. En los inicios de ballroom cada categoría se disputaba únicamente el estatus para la casa, que generalmente se otorgaba en forma de trofeo. 

La dinámica es muy parecida a los concursos de belleza contra los que surgió el ballroom: las vogueras desfilan frente a un jurado que evalúa el C.U.N.T (charisma, uniqueness, nerve and talent) de las participantes. 

Anteriormente se calificaba con números del 6 al 10 y quien acumulara mayor puntuación era declarada ganadora; la dinámica ha cambiado, ahora se otorga un 10 o un chop.En Guadalajara decimos que el chop significa aprendizaje, significa prepárate más mi reina”. Por encima de la competencia se prima el aprendizaje manteniendo el espíritu con el que surgieron y siguen surgiendo las categorías en las que se camina. 

Morianna explica que las categorías fungen como una escuela, y algunas de ellas responden a necesidades y contextos específicos. Por ejemplo sex siren, que se relaciona con las condiciones de trabajo sexual. Este apartado tiene que ver con “vender” y mostrar la sensualidad del cuerpo. 


Otras categoría como realness, o realidad, calificaba la capacidad de una persona de “pasar” por alguien del sexo opuesto, han evolucionado y ya no se mete con las cuestiones corporales.


“Esta categoría es súper importante en el contexto de aquella época, por ejemplo el militar realness, porque allá afuera las personas negras, latinas, LGBT no podían ser militares. Esta categoría es de las más importantes pero ahora ya no se busca tanto, porque sí hay un chingo de violencias pero no se viven de la misma manera. “Tienes que ser igualita a una mujer para que allá afuera un perro loco no te mate. Es increíble el posicionamiento que tiene esta categoría en el mudo del ballroom”, explica Narciso.

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