Por Jonatan Gallardo
¿Cómo te das cuenta de que Cultura y el Gobierno no están haciendo la chamba que prometieron?
Desde la administración pasada las autoridades municipales volvieron a llamar a Lagos de Moreno la «Atenas de Jalisco», y en cada discurso que involucra a las artes y manifestaciones culturales han asegurado que estamos retomando la proyección cultural que merecemos. No obstante, quienes vienen de fuera -artistas y/o turistas- suelen tener una perspectiva completamente distinta a lo que nuestros ojos de habitantes ven (o nos quieren hacer ver).
El sábado se llevó a cabo el concierto de una cantante regiomontana, en Casa de la Cultura, como parte del programa Voces y Ritmos en Capuchinas, respaldado con una inversión de casi dos millones de pesos. Así, el evento se convirtió en la tercera presentación musical de dicha propuesta realizada por la Dirección de Cultura; aún quedan pendientes más eventos.
En el escenario la artista atinó a decir: «Es la primera vez que vengo a Lagos de Moreno. Ni siquiera había escuchado de este lugar». Esas palabras son la ventana que nos deja ver lo que realmente sucede fuera de nuestra esfera pública. No es error de la chica, mucho menos, no saber qué lugar es este; tampoco será la primera ni última vez que alguien confunda a Lagos de Moreno con San Juan de los Lagos.
Aplaudo que vengan artistas a este municipio y podamos conocer, gozar y sentir el trabajo de quienes habitan otros espacios. Pero lo que las palabras de la cantante dejaron al descubierto es la nula exposición, respaldada por instituciones públicas, que nuestros y nuestras artistas locales tienen. Desperdiciamos la oportunidad de que más gente conozca Lagos de Moreno a través de sus diversas manifestaciones culturales. Sus representantes, quienes realizan la chamba y se quiebran el lomo para darnos, muchas veces no suelen tener alguna retribución económica.
Se relega el talento naciente por dar preferencia a artistas consagrados, que siguen formando parte de la “cultura oficial” y cobrando del erario público millones de pesos por el uso de su nombre, por la marca.
Permanecemos en el limbo. Aún queda mucho trabajo por hacer y un primer paso sería reconocer desde lo local a nuestro talento. Que las voces de los y las artistas laguenses suenen en este municipio para que hagan eco en otras latitudes y así, quizá, comenzar a posicionarnos como una localidad de jalisco, alejada del centralismo cultural imperante del Área Metropolitana de Guadalajara, que tiene una propuesta diversa, nutrida y representativa de la cultura de los Altos.
Y claro que parte de la chamba concierne al gobierno, porque de nuestros impuestos salen los sueldos de funcionarios y el recurso para programas, culturales o no. Nos queda mucho por delante.
CUARENTA Y UNO 